El tiempo de transformar una molécula a un compuesto médico eficiente nuevo puede tardar varios años, entre pruebas y aseguraciones, 10 o 15 de acuerdo con las aproximaciones más generosas. No obstante, esto cambia de forma drástica cuando la molécula ya ha sido utilizada para crear fármacos que hayan sanado otras enfermedades, de acuerdo con la doctora Cristina Rico, “tan sólo hacen falta unos meses”.
Rico es doctora en Biología, jefa del Laboratorio de Estructura Celular en el Centro Nacional de Biotecnología e Investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y dirige una investigación que puede resultar clave a la hora de dar solución al Covid-19 dentro de nuestro país así como en el mundo entero. El proyecto trata de aprovechar 100 antiguos compuestos para, entre todos ellos, encontrar una forma de optimizar tanto el tiempo como ofrecer, sino una cura, si un paliativo a los efectos de la enfermedad. La doctora ha declarado que” Mucha gente piensa que hasta que no haya una vacuna efectiva no habrá solución pero no es la única opción. Podemos hallar terapias farmacológicas que se puedan tomar en las fases más leves y frenar al virus o incluso personas asintomáticas que vivan en entornos donde se produzca un brote y evitar que se convierta en una zona de transmisión comunitaria”.
No obstante, a causa de la falta de financiación pública, y no deseando dar por tierra este proyecto que, según Rico, podría dar solución a muchos de los actuales problemas sanitarios y sociales que causa el virus, ha decidido otorgar la decisión de realizar esta investigación a la población. De tal forma se ha lanzado un Crowfunding, que estará activo hasta el 10 de octubre, y que se realizará a través de la plataforma Precipita. En el mensaje promocional del proyecto Rico afirma que “tenemos una lista de más de 100 compuestos con posible actividad antiviral contra el coronavirus, resultados preliminares prometedores y un equipo muy motivado. Por eso necesitamos vuestro apoyo”.
“Algunos de los que vamos a investigar( los compuestos) ya se utilizan o se han usado contra el cáncer, la epilepsia o enfermedades cardiacas, por ejemplo”, afirma la investigadora, que defiende otro aspecto positivo de su proyecto: “Buscamos terapias combinadas que, al usar varias medicinas, reducen la posibilidad de dar lugar a virus resistentes puesto que se les ataca de varias maneras”.
El proyecto cuenta con tres fases a la hora de realizarse. La primera consiste en un estudio de modelado molecular que identificará los que tienen potencial contra el coronavirus al enfrentarlos a las estructuras de las proteínas del SARS-CoV-2.
Después, se confirmará de forma experimental la capacidad de los compuestos seleccionados para parar el avance del virus. Es en este punto donde se encuentran algunos de los compuestos y se han obtenido resultados prometedores. En esta fase, los estudios de microscopía avanzada, junto con técnicas de virología y bioquímica, revelarán cómo actúan los fármacos que atacan al SARS-CoV-2, lo cual será crítico para seleccionar los más seguros y eficaces.
El tercer y último paso será organizar un conjunto de fármacos con los que tratar a pacientes en distintas fases de la enfermedad e incluso a personas infectadas asintomáticas en las que se podría parar la replicación del coronavirus para evitar que se transmita a otras personas.