Según iban avanzando los días se han ido conociendo más detalles sobre el incendio de la catedral gótica de la ciudad de Nantes del día 18 de julio, alcanzándose la pasada jornada una serie de conclusiones que parecen acercarse a la verdad.

De acuerdo con los expertos el fuego habría tenido tres focos simultáneos originados en puntos separados por varios metros. Esto, como es lógico, ha llevado a pensar que el incendio que ha devastado casi en su totalidad el órgano de la catedral así como los muros laterales ha sido intencionado. Igualmente, las autoridades han mostrado su preocupación con respecto a la ineficacia de los sistemas antincendios del edificio, considerando la posibilidad de que estos hayan podido ser manipulados, si bien han afirmado que “se deben seguir realizando investigaciones sobre el origen de las llamas”.

sta hipótesis sobre un posible atentado se ha visto reforzada tras la puesta en libertad del único sospechoso, un joven monaguillo de origen ruandés. Este joven había sido puesto en custodia policial a causa de “inconsistencias en su relato” pues había sido el último en estar presente en el edificio antes del incendio. No obstante, a causa de la presencia de varios focos, que parecen indicar la actividad de más de un individuo, así como la falta total de pruebas contra el monaguillo, este ha sido liberado sin cargos.

Esta situación, con varios posibles individuos inmiscuidos en el incendio, y la falta de sospechosos claros, ha dado pábulo a teorías sobre un posible atentado. Cosa no particularmente descabellada en el caso de Francia, pues no es la primera vez que los edificios de culto se ven afectados por el terrorismo de origen islámico. Cabe destacar aquí uno de los casos más escabrosos, el del atentado en la iglesia de Saint-Étienne-du-Rouvray, en el cual dos jóvenes yihadistas entraron el lugar de culto, degollaron al sacerdote y luego trataron de derruir la iglesia con explosivos, si bien esto no se logró. Igualmente, y siendo ejemplos menos sangrientos, también se han observado intentos de destruir, o al menos dañar, las catedrales de Dijon o Nimes en los últimos años.

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