Foto de: Scoopnest.com

La República Islámica de Irán ha levantado hoy los recelos de toda la comunidad internacional tras una de las más polémicas sentencias judiciales vistas en los últimos años en el país. Un hombre, Reza Ashrafi, ha sido condenado a nueve años de cárcel (4 posiblemente a causa de los permisos judiciales y el buen comportamiento) por degollar a su hija de 13 años en nombre de “el honor islámico” en la aldea de Hovigh.

La joven, negándose a aceptar el mandato de su padre, huyó con Bahman Khavari, un joven de 28 años con el cual, si bien mantenía aparentemente una relación afectiva, no de índole carnal hasta entonces. En ese momento el padre, apoyado por la policía, persiguió a la joven hasta encontrar a la pareja, forzando a su hija a volver a casa afirmando que “sería severamente castigada”. El padre, de acuerdo con los testimonios de la madre que ha iniciado un proceso legal tratando de que sea castigado severamente por si crimen, habría tenido tras la vuelta de la hija un comportamiento “intolerablemente sádico” alentado a la joven a suicidarse para limpiar el “honor de la familia”. No obstante, al no hacer la caso la joven, el hombre habría decidido asesinarla cortándole el cuello con una guadaña.

Sumando aún más elementos dramáticos a la historia, de acuerdo con la madre , Rana Dashti, el homicida habría consultado a un experto en la ley islámica para saber exactamente que debería alegar tras el crimen. De hecho, cuando le preguntaron porque tuvo ese acto de crueldad con su hija y no con Khavari, el hombre con el que se fugó, afirmó impávido que “de haberlo hecho me habrían condenado a muerte”.

Los abogados de la madre afirman que esperaban que la condena por el crimen fuese tan baja a causa de las particularidades de la ley islámica. Y es que el padre se encontraba designado como “guardián”, una figura muy particular de la Sharía. Esta figura consistiría en un hombre designado como el protector y responsable de salvaguardar el honor de las jóvenes, aunque puede ser aplicado a mujeres de casi cualquier edad si estas no se encuentran casadas. De acuerdo con los letrados contratados por la madre “Bajo el Código Penal Islámico, la pena máxima para un guardián que comete asesinato infantil es de diez años de prisión y el pago de diyat (dinero de sangre). Pero hubiese podido ser condenado también, dada la peligrosidad del acusado, como el cambio forzoso de residencia, pero desafortunadamente no se ha tenido en cuenta y por eso apelaremos”. La madre ha afirmado que no desea que “su marido regrese al pueblo” pues espera conseguir una mayor pena por el asesinato de su hija así como pretende no continuar su vida con el homicida.

La sentencia, más allá de lo truculento del caso, ha sido polémica en tanto que la justicia de Irán ha condenado por más de 50 años a varias mujeres por no desear portar el velo hace menos de un mes. Igualmente, las sentencias contra estos movimientos que buscan mejorar las condiciones de las mujeres han Irán han sufrido una persecución constante, siendo condenadas muchas de las mujeres implicadas a décadas de cárcel, decenas de latigazos o, en casos extremos pero no extraños, la muerte. Amnistía Internacional ha mostrado su desacuerdo ante este caso, afirmando que la situación de las mujeres en Irán es de total desprotección y control abusivo. De hecho esta misma organización ha relatado en sus informes cientos de casos de mujeres detenidas y torturadas por negarse a llevar el velo o por, inconscientemente, portarlo mal de acuerdo con el código de moralidad islámica.

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