Foto de: Diario de Cuba

Este jueves, Iván Duque, presidente de Colombia, anunció el arresto de cuatro venezolanos que según el presidente estaban involucrado en “hechos de desestabilización en el territorio colombiano” para “deslegitimar las instituciones del Estado”. Duque añadió que estas actividades eran “presuntamente promovidas y financiadas” por Nicolás Maduro, presidente de Venezuela. Iván Duque, en declaraciones anteriores, había afirmado la existencia de una relación de financiación y apoyo entre el gobierno venezolano y el grupo terrorista, FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). De hecho, el presidente afirmaba que las FARC “están protegidas, amparadas, por la dictadura, en una violación flagrante de la Resolución 1373 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas”. Igualmente, llamaba a la desestabilización del régimen de Maduro, pues su supuesto apoyo a terroristas “muestra la gravedad de lo que ocurre (en Venezuela), y todo esto nos tiene que comprometer para que no desfallezcamos ni en nuestras aspiraciones ni en nuestros principios ni en nuestros anhelos”.

El grupo de venezolanos capturado ayer entre Bogotá y Barranquilla y en el informe, a pesar de no haber identificado a los detenidos, se les vinculaba con “tráfico, porte de armas y municiones de uso exclusivo de la fuerza pública”, además de enviar al gobierno venezolano la información obtenida de inteligencia.

La respuesta a estas acusaciones no ha tardado en llegar, el canciller Jorge Arreaza tildó de “desfachatez” las declaraciones de Duque y se refirió a los detenidos como “mercenarios desertores venezolanos”. Esto vendría justificado porque, según el gobierno de Venezuela, estos hombres estarían buscados por la Justicia de su país por su relación con la ‘Operación Gedeón’, la cual habría consistido en un intento de derrocar a Maduro en mayo, un intento de magnicidio en 2018 y un intento de golpe de Estado, dirigido por Juan Guaidó en abril de 2019. Según Venezuela esta operación habría sido orquestada por EE. UU. y Colombia, y ejecutada por una empresa estadounidense contratado por Guaidó, aunque este niega tajantemente su participación.

El dignatario también afirmó que durante dos años se le ofreció a Colombia “información precisa de las operaciones terroristas y jamás movieron un dedo. Los protegieron. Y así le pagan a esos traidores “. Por su parte el ministro de Relaciones Exteriores venezolano cargó contra el gobierno colombiano asegurando que “Las autoridades colombianas de inteligencia acompañaron cortésmente a su socio Cliver Alcalá hasta el avión VIP de EE. UU. y lo despidieron con abrazos. Hoy lo solicitan a la justicia”, esta afirmación hace referencia al desertor exjefe de inteligencia venezolano Cliver Alcalá Cordones, ahora residente en Barranquilla, que confirmó su participación en la compra de armamento para atentar contra Maduro.

El arresto de los cuatro venezolanos es un acto más en el contexto de las tensiones entre estos dos países. El presidente Iván Duque, a finales de agosto, había asegurado ser conocedor de las operaciones de Maduro para comprar misiles a través de Irán así como tener “enlaces” con la dictadura cubana y el régimen de los ayatolás con el objetivo de desestabilizar y acabar con la paz en la región y, sobre todo, entre los países pertenecientes al Grupo de Lima.

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